Ya no recuerdo





Ya no recuerdo, el tiempo que hace
cuando al despertar en la madrugada
oía el suspirar de otra persona junto a mi.
Ya no recuerdo, cuando en mi lecho
se escuchaba alguna vez
el diferente y palpitante latir,
de un corazón que no fuera el mío.
Ya no recuerdo, por las noches
a la hora de dormir
oir decir a alguién: Hasta mañana,
aunque fuera desde la habitación de al lado.
Ya no recuerdo, que al abrir los ojos,
aún cansados en la cálida o gélida mañana,
saludar y hablar con otra persona y la
pregunta ritual, ¿Que tál dormiste?
Ya no recuerdo
las incontables e interminables jornadas
almorzando y cenando,
con la única visión
de unas maltrechas cortinas,
que me miran en silencio,
como si dijeran: "yo o nosotras".
También mucho tiempo llevamos aquí colgadas,
sin más compañía que los cuadros
e inertes muebles decorativos.
Ya no recuerdo ¿Cuantas horas paso en soledad?
Me lo pregunto, pues ya no recuerdo.
Ya no recuerdo la última vez
que alguién me visitó por el día,
más sin embargo en mis sueños,
tengo mucha compañía.
Ya no recuerdo tu cara, ni tu mirada,
no recuerdo, nada de tí.
El olvido es ahora mi compañero.
La lampara que me alumbra mientras escribo,
es mi ayudante.
Mi libreta y mi boligrafo, mi estandarte
la mesa que me sirve de apoyo,
es mi soporte,
la silla, mi trono.
Ya no recuerdo y me entristezco,
pues soy todavía muy joven,
sufro y lloro y en contadas ocasiones, veo.
Me despido y no se por qué.
Cuento estas cosas tan mias y personales,
sin entender la razón.
Supongo que será para leerlas otro día,
porque la verdad es que,
si me preguntas que escribí ayer,
te diré: Ya no me acuerdo.









Libro Electronico

Ya tengo concluido un libro donde expongo los poemas, pensamientos y reflexiones de este blog, para todos los que me habeis seguido, gracias.
Se puede obtener en papel o en formato electronico, aquí.

Los unos y los Otros

Caras orondas y panzas gordas,
junto a rostros demacrados y cuerpos famélicos,
todos caminando por la misma calle.
Al llegar a la esquina, los primeros se sientan en lujosos restaurantes,
para seguir aumentando en vergonzante comportamiento.
Mientras, los otros, quienes ya ni siquiera tienen nombres,
se detienen a observar,
No son, sino un reflejo pasado de lo que pronto nuevos seres sustituirán.
Estos famélicos de cuerpo y demacrados de rostro, pero con espíritu libre,
al caer la tarde recuestan sus cuerpos en cajeros de los grandes bancos,
donde los ricos guardan sus millones.
Esos mismos bancos que guardan la fortuna de unos,
sirven de casa y colchón a los otros.

Optimista, pesimista.... No realista

Si alguien quiere seguir mirando para otro lado que lo haga,
pero yo no puedo, forma parte de mi ser.

En un pasado no muy lejano, el que escribe perteneció a los dos grupos,
más hoy estoy en un tercero, un intermedio,
donde todos somos iguales y nadie es más que nadie.

No olvidéis nunca vuestro pasado, pues la memoria es el alimento con el cual
nadie pasa necesidades. Leed, meditad, y a los otros ayudad.

El Sueño del prisionero

Estoy jugando entre fieros leones,
nadando voy, con delfines y tiburones.
Vuelo con aguilas y veloces halcones,
escalando enormes y orgullosas montañas.
Bajando a hermosos y verdes valles,
me caliento junto a impresionantes volcanes.
Corro y disfruto junto a osos y lobos,
duermo en el desiero,viendo la noche estrellada.
Navego por rios que atraviesan manglares y selvas,
me paseo por la nuebes y obeservo los acantilados.
Soy feliz, libre, lleno de gozo y de paz.
¿Donde vivo?
En el último cuarto de un impoluto y blanco hospital,
al final de un interminable pasillo,
prisionero de mi cuerpo enfermo y gastado, "duermo".
Ahora voy de viaje hasta el fondo del mar,
ballenas me acompañan, veo tesoros de mucho tiempo atrás.
Hermosos y bellos corales,
perlas, diamantes, preciosas en la tierra
más hermosas en los mares.
Si, mi cuerpo está muerto,
pero yo viajo constantemente, ¿Porqué?
Porque sueño despierto.




Para mi amigo Argimú, cuando te encuentres deprimido y solo, sueña despierto.
Pronto hallarás la libertad. Comparte lo que aprendes con los demás
y serás el dueño de donde te quieren encerrar.

Lágrimas

Por tí, lagrimas de alegría solté,
lagrímas de tristeza por tí llevé,
liquido inacabable,
provocado por diferentes razones,
no es inflamable,
y sin embargo a veces quema.
No apaga el fuego y sin saber porqué,
a veces hiela.
Lagrimas, de falsedad, de verdad
de un niño, de hombre, de mujer,
de ancianos y ancianas.
En su mente y por sus recuerdos,
a los fuertes hace tiernos.
No llego a entender,
como algo que está oculto y no se vé.
¡No lo puedo comprender!
Es capaz de parar guerras,
hacer que bellas y bestias se enamoren,
que por ellas todos los humanos sientan desconcierto.
Lagrimas que inspiran poseías, amores.
Lagrimas que incitan raras emociones.
De los ojos salen, en el corazón se preparan,
por la mente pasan, en tu interior simepre están
y solo cuando algo terrible o maravilloso ocurre,
a ellas las dejamos fluir.
Llorar, reir, lagrimas y sangre,
conservalas siempre.

De baldosas y personas

La baldosas de mi salón,
de blanco y reluciente mármol son.
En mi cocina,
son de mármol, blancas y muy finas.
En el dormitorio, son de otro color
mas de mármol siguen siendo,
y no veo diferencia alguna,
pues de la misma cantera el material salió.
En el cuarto de baño, el mármol sigue siendo el protagonista,
Como una reluciente inaugurada autopista.
Así es mi casa, de diferentes colores,
con sus baldosas, pero todas tienen los mismos valores.
Mi pregunta es.... ¿Porqué? ...Si todos los seres humanos,
salimos de la misma matríz,
tenemos las mismas necesidades,
las mismas obligaciones
y a los ojos de Dios, todos somos iguales.
¿Porqué algunos hombres y mujeres,
se empeñan en afirmar que unos nacimos para salón,
para dormitorios vivimos otros,
¿No es la cocina importante para nuestras vidas?
Y ¿No es verdad que al final al cuarto de baño vamos todos?
Por eso siempre hago, poesías, cuentos o relatos,
la única verdadera intención,
es que todos vivamos agusto en la misma casa, la tierra,
y sin ninguna diferencia.
Recordad, si abandonamos alguna de la partes de la casa,
tarde o temprano, todos pagaremos los desperfectos.
Mi consejo es:
Que todos y cada uno de nosotros, sea cual sea nuesto lugar en la casa,
todos salimos de la misma cantera,
y por supuesto, de mármol fino y excelente somos...
¡Sientete orgulloso!


Nota de Carlos : Jamás te avergüences de lo que eres,
ni de donde provienes.... sin tí el mundo no sería igual. ¡VIVE!

Autopsia a un Don Nadie

Su cuerpo yacía inerte sobre la mesa de operaciones del forense. El médico, organizando sus herramientas, preparándose para la autopsia, observaba con estupor y sorpresa lo que tenía delante de sus narices.
A su alrededor, varias personas de diferentes clases sociales y económicas, lloraban desconsoladamente, más no de pena, sino de rabia. ¿Porqué?
Don Nadie, como cada mañana, se despertaba con su reloj corpóreo, el hambre y el frío. Aquel duro invierno se había prolongado más de lo habitual.
Como de costumbre, don Nadie acudía a la misma cafetería, la más cercana, no se atrevía a cambiar y enfrentarse a la novedad. Antes arreglaba su casa, unos matorrales que le servían de refugio y se acicalaba, importante es guardar las apariencias. Luego, tomaba a su perro al que llamaba "tu eres lo que yo siempre deseé", y a paso lento recorría una vez más su camino habitual. Curioso el nombre que daba a su perro, pero don Nadie se consideraba su amigo y no su dueño y envidiaba la vida aparentemente despreocupada de este, de allí el nombre que le puso. Tampoco el canino iba a reprobarle tal nombre, bastante con que se sentía afortunado de haber sido recogido, siendo cachorro de un contenedor de basura, al que fue tirado por el desalmado dueño de su madre. Don Nadie lo cuidó, con poco alimento, pero con amor y muchas caricias.
Juntos marchaban cada día a la cafetería de la esquina, donde una amable mujer ya entrada en años, le pagaba un café y una tostada, pues la pobre tampoco podía permitirse más. Mientras su perro recogía los restos de bacon, jamón, pan y otros restos que caían de las mesas de los comensales. Más tarde iban a un restaurante cercano y pedía con humildad, un poco de las sobras para su perro, sobras que luego compartían ambos. Así transcurría el día para don Nadie y su amigo "Tu eres lo que yo siempre deseé".
Don Nadie tenía el pelo largo, pero limpio, y una barbas que le cubrían el rostro casi por completo. Entre pelo y barba se le descubrían sus verdes ojos, brillantes cual esmeraldas.
Pese a la apariencias, don Nadie, jamás probó una gota de alcohol, y ni un solo cigarillo pasó por sus labios. El ir y venir todos los días de aquí para allá, le había proporcionado una excelente salud, un atlético tono muscular y la frescura de un joven. Siempre fue cortés y educado, más como en toda historia, siempre hay alguien malvado, que había fijado la vista en el, y pretendía amargar su existencia.
Un banquero que lo miraba con desdén, un medico que nunca le quiso atender, un peluquero que jamás le ofreció sus servicios, pues veía en don Nadie a alguien con tan mala apariencia, que podía ser una mala imagen para su negocio. Total, un grupo de señoritos hipócritas y demás.
Un día don Nadie no salió de su refugio y su perro ladró y ladró, desde el amanecer hasta el alba, mas nadie salía a calmarle.
Don Nadie murió aquella noche, de puro frío, pero una enorme sonrisa resaltaba en su rostro pálido y sin vida. Era como si hubiera vuelto a su niñez, cuando su madre lo tomaba en sus brazos y le acariciaba tiernamente, tal aspecto tenía que parecía un ángel.
Ahora en aquella mesa de autopsia, por fin vieron su rostro, dientes blancos y perfectos, aquellos profundos y maravillosos ojos verdes. Por dentro, su corazón estaba fresco, con el brillo de una maquinaria que aún le quedaban muchos años por delante para funcionar, sus pulmones limpios, su hígado impoluto, todo en el estaba integro y saludable, como si de una criatura con pocos años de vida hubiera perecido.
Entonces aquellos que en vida lo ignoraron, aquellos que lo despreciaron, amargamente lloraron, pues todos ellos tenían algún familiar necesitado de aquellos órganos ya ahora perdidos y que les hubiesen salvado la vida.
Don Nadie hacía ahora honor a su nombre, pues nada era, salvo un cuerpo inerte, que en poco tiempo se hecharía a perder. En un bolsillo de su chaqueta, llevaba una nota que decía : "Si alguna vez me ocurriera algo mortal, que todo lo que en mi cuerpo pueda servir para dar vida a otros, sea donado para todos aquellos que sin conocerme me odiaron.
Pero ya era demasiado tarde, sus órganos ya no valían y con el tiempo, los familiares de los que se creyeron más que el fallecieron. No tuvieron la culpa de la muerte de don Nadie, pero pagaron los errores de los otros, (que cada cual saque la conclusión que le parezca).

Se comenta que cada día una mujer que era ciega, ya entrada en años, si, la mujer que siempre invitaba a café y tostadas a don Nadie, pasea con un perro al que curiosamente llama : "tu eres todo lo que yo siempre deseé". Pero lo mas curioso de todo esto, es que la mujer ahora si puede ver y dicen que sus ojos antes blancuzcos y apagados, ahora son verdes y brillantes como las esmeraldas más hermosas y luce su sonrisa blanca y limpia. Dicen haber visto en su cartera la foto de un hombre melenudo y con barbas, al que ella cuando le preguntan dice : era mi hijo, murió hace un año, sin saber que yo era su madre y no pude verle, hasta que me dieron sus ojos.
El perro ladra, ella ríe, juntos van a llevar agua y comida a unos matorrales donde ahora vive otro don Nadie. Charlan y alegres pasan allí casi todo el día.
-Bueno, Miguel, mañana vendremos y te llevaremos a casa, pues tu habitación está preparada a tu gusto -le dice la amable viejezuela a un don Nadie, al que ahora cobijará en sus hogar-
-Gracias buena señora, que Dios se lo pague -responde humildemente el don Nadie-

Nunca desprecies a nadie por su apariencia, pues en cualquier don Nadie, puede esconderse la esperanza y la vida que todos buscamos.